martes, 29 de noviembre de 2011

It¨s Britney in Colombia Bitches!



12 años. 12 años esperé para que pudiera salir de mi boca la frase: fui a un concierto de Britney Spears. Ahora por fin, lo puedo decir. Y no hablo como una fan loca intensa que se moriría o mataría por ella. Hablo como la fan que fuí y que la siguió durante su gloria, rapadas, subidas de peso y errores gigantescos amorosos que obedecen al nombre de kevin Federline.


Britney venía por primera vez a Colombia y efectivamente no me iba a perder la posibilidad de ir. Viajar hasta Bogotá no era un problema, tampoco lo sería levantarme lo más temprano posible e ir a hacer la fila con el fin de estar tan cerca, que la propia Britney pudiera escupirme.


Las cosas no salieron así. El primer problema fue cuando fui a comprar la boleta de la localidad más cercana. Mmm: agotada! eso fue lo que me dijo la señorita que pacientemente me esperó mientras veia en mi cara la decepción de la fan que sabe que ya no la va a ver tan cerca. Compré VIP. Ni lo suficientemente lejos ni lo suficientemente cerca para justificar mi valioso gasto de 380.000 pesillos, pero bueno que más da, pensé. Encontré con quienes ir, y el buen rato estaba garantizado.


Esperé meses y viajé. Ese día, en el que pensé me iba ir temprano a la fila, me dio pereza ir. Me había acostado a las 5am y ya sabía que estaría lejos de la primera fila. Miré por la ventana y el sonido del granizo me relajo. Me dije a mi misma what the hell! Me fui a pasear y llegué a no hacer fila a las 7 de la noche, relajada, sin lluvias y sin la cola plancha de tanto esperar. Los buenos puestos evidentemente ya estaban tomados, pero el lugar no estaba tan lleno como para no encontrar un espacio en el que desde lejos por lo menos le viera el pelo. Me empine toda la noche, me dio rabia ser tan mal fan, no estar tan cerca y no saberme todas las canciones. En ese momento entendí que habían otros personajes que como yo en el pasado se encontraban en su estado de amor más puro por Britney.


Me quejé de todo y de todos. Del poco de hombres que fueron, de los que se pusieron gorras y sombreros y no me dejaban ver, de la niña que cargaban, del vendedor, de que me dolía la espalda, de que olia a feo, de que no cantó las canciones viejas, de que hizo un cover de Rihanna y no entendí el por qué, en fin...Pero fuí feliz.


Feliz de verla popochita pero feliz, feliz de verla bailar como sin ganas, de defenderle la celulitis todo el concierto y de explicarle a los que no entendian que Britney no cantaba, que doblaba, y que un buen fan ya sabía eso desde hace tiempo, eso era lo de menos. Tome quinientas fotos y ya las borre. Salieron borrosas y para eso las bajo de Internet. En esas condiciones no vuelvo, ni a ese ni a ningún otro concierto. Pero me relajo, se que algún día voy a lograr ir a algún concierto de la princesita del pop y voy a estar tan cerca que Britney podrá escupirme y al fin y al cabo ya puedo decirlo: fui a un concierto de Britney Spears!