viernes, 7 de noviembre de 2014

PIXIE STELLA COBAIN GOSLING CASAS.

Déjenme contarles la historia de cómo llego la cosa más dulce del mundo a mi vida.
Se llama Pixie, Pixie Stella Cobain Gosling Casas (si están pensando que alguno de esos nombres pertenecen a Kurt y a Ryan mi amor Gosling están en lo cierto)
Pero antes no se llamaba así, de hecho no tenía nombre, en cambio, tenía dos cachorritos, hambre, frío y ningún lugar para llamar hogar (En mi mente los perros hablan).

Ya hacía un tiempo que la idea de adoptar un perrito venia rondándome la cabeza. Soy de esas personas que lloran cuando ven uno en la calle sólo y que desearía ganarse el baloto para hacer algo por ellos. Lo cierto es que hay gente que sin baloto logra hacer mucho por la causa y estoy segura que son gente excepcional que dedica de su tiempo y dinero para hacer algo por una situación injusta.

Mi modo operandi de ayudar con algo, consistía (y seguirá consistiendo) en donar una pequeña ayuda a algún caso en especial de los que postean en redes sociales, pero para mi, eso ya no era suficiente. Tenia que hacer algo más,  supone mucha responsabilidad tomar la decisión de adoptar, y déjenme hacer énfasis en esto ADOPTAR no COMPRAR.
Mi teoría personal es que muchos de los perritos que ciertos padres (irresponsables) compran para alegrar a sus hijos, son los mismos, que después de que naturalmente imponen responsabilidad de juego, de tenencia, de gasto, regalan por falta de compromiso y terminan en la calle. Es un circulo vicioso y estoy segura que mi teoría es verdad.

A Pixie la ví, con el nombre de Miel (esta claro por qué le pusieron ese nombre) en la cuenta de  instagram @adoptanocompres, me enamoró su mancha en la nariz y me puse en contacto.
En mi primera visita conocí a Laura, quien maneja la fundación, mi admiración por ella será interminable, es sencillamente increíble su entrega a la causa.
Resulta que la cosa más dulce, Pixie Stella, vivía en Sibaté, cundinamarca, en la calle y con dos crías, el día que Laura la rescato, llovía y dos borrachos le pegaban patadas en su cuerpo.

Pude entender por qué muchos se rinden, los devuelven, los regalan, el principio es un poco difícil, acostumbrarla a reglas, a casa, a tener mamás (su otra mamá es mi prima que vive conmigo) básicamente es un bebé y de repente eres un adulto con una responsabilidad para cuidar a alguien más que a ti mismo.
Su vida es completamente distinta ahora, yo la miro a los ojos y sé que es una perra feliz, lo sé, mi gran compañía, mi fiel compañera, juntas hasta el final.




1 comentario:

  1. Que bonita historia mi Lauris...hermoso lo que has logrado con Pixie Stella. Un abrazo para las dos de parte nuestra. Juanito y Adri

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